No cabe duda de que tanto el judo como el karate son dos de las artes marciales más conocidas alrededor del globo. Sin embargo, a pesar de su popularidad, apenas sabemos nada sobre ellas. Tanto es así que, para muchos, ambas artes son realmente parecidas, guardando varias similitudes. Pero nada más lejos de la realidad, puesto que lo cierto es que presentan diferencias más que notorias. Si quieres saber cuáles son estas diferencias, no te preocupes: después de leer este artículo te quedará claro.

¿Qué es el judo?
Aunque pueda parecer un arte marcial milenario, lo cierto es que el judo nace en 1882 de la mano del maestro japonés Jigoro Kano y bajo la influencia directa de otros estilos de lucha más tradicionales del país asiático, como es el caso del jiu jitsu, antecesor directo de esta práctica.
La idea principal de este arte marcial orbita en torno al concepto de no resistencia. Esto quiere decir que el judoca -tal y como se conoce al practicante de esta disciplina- debe de aprovechar la fuerza de su enemigo para utilizarla a su favor. De esta forma, se busca derrotar o, más bien, doblegar al oponente con el mínimo esfuerzo posible, convirtiendo las amenazas en algo ventajoso.
El judo es un deporte realmente técnico y táctico, mucho más complejo de lo que puede parecer a simple vista. Su deporte se basa en una serie de llaves y agarres, desarrollándose, gran parte, en el suelo. Por supuesto, al tratarse de un arte, lo estético también cobrará un papel fundamental en el desarrollo de un combate.
¿Qué es el karate?
Para conocer el origen del karate nos tenemos que remontar hasta el siglo XVI, concretamente a las islas japonesas de Ryukyu que hoy conocemos bajo el nombre de Okinawa. Así pues, el karate nace de una mezcla entre las técnicas marciales nacidas de dichas islas, artes chinas como el kung fu y otras disciplinas llegadas de Tailandia, Filipinas e Indonesia, en menor medida.
El arte del karate se caracteriza por contar con un amplio arsenal de técnicas donde se emplean puños, patadas, golpes a mano abierta o barridos, entre otras partes del cuerpo. Además de ser deporte de autodefensa, el karate también cuenta con un importante componente espiritual y filosófico, cuyo fin último es el crecimiento personal e interior del practicante. Por eso mismo, se basa en una serie de conceptos entre los que podemos destacar la cortesía, la rectitud, el honor, la bondad, el autocontrol o la paciencia.
Pero no todo es combate en el karate, ya que la disciplina también cuenta con una variante llamada kata. En esencia, las katas son unas coreografías que tratan de simular una pelea sin la necesidad de tener un adversario enfrente. Así mismo, lo que más se valora en esta variante es la perfección técnica: cuanto mejor y más precisa sea la ejecución, más puntos se otorgarán al artista.
En la actualidad, el karate es una de las artes marciales más extendidas alrededor del mundo. Cuenta con millones de practicantes en todo el planeta y, debido a esta popularidad, hoy en día conviven cientos de variantes y escuelas de este deporte.

Diferencias entre judo y karate
Como hemos visto, las diferencias entre judo y karate son muy amplias, siendo la más destacada el tipo de combate empleado. Mientras que el judo se basa en aprovechar la fuerza del rival utilizando agarres, el karate plantea un combate físico más directo, donde los golpes son el arma principal del deportista. Además, en el primero está permitido la lucha en el suelo, todo lo contrario a lo que sucede con el segundo.
Otra de las diferencias más notables entre ambas artes marciales radica en el propósito de las mismas. El judo pretende atrapar al oponente e impedir por completo sus movimientos, y el karate, por su parte, busca someter al contrario utilizando golpes hasta dejarlo fuera de combate.
También existe una importante diferencia en lo que respecta a la energía. El karate supone un esfuerzo físico mucho mayor, ya que el practicante obtendrá la energía de él mismo y de sus propios movimientos. En el judo sucede todo lo contrario: el judoka tiene que tratar de aprovechar y maximizar la energía del contrario, utilizándola en su propio beneficio.
En la práctica deportiva profesional de ambos deportes también podemos encontrar varias disparidades. Por ejemplo, en judo los puntos se obtienen al lanzar y agarrar al oponente, mientras que en el karate se consiguen al impactar puñetazos o patadas de forma certera. Además, un combate de judo es algo más largo (cinco minutos para hombres y cuatro para mujeres) y el de karate un poco más corto (tres minutos para hombres y dos para mujeres), algo que tiene una estrecha relación con el gasto de energía que hemos comentados previamente.
Diferencias entre los kimonos de judo y karate
Aún nos queda señalar una última gran diferencia entre judo y karate. Estamos hablando, por supuesto, de sus kimonos. Y es que al tratarse de dos artes marciales totalmente diferentes, los kimonos responden a distintas necesidades.
El kimono de judo, conocido también como judogi, se caracteriza por ser pesado, resistente y con mayor gramaje y grosor. Esto es así para que el agarre pueda ser más efectivo, favoreciendo una lucha de igual a igual entre los dos adversarios. Además, las rodillas y las solapas se ven especialmente reforzadas, ya que son las zonas que más desgaste pueden sufrir. En cuanto a su tejido, el judogi se compone, principalmente, de algodón extraído de grano de arroz, un material muy duradero que garantiza una vida útil bastante prolongada.
Por otro lado, el kimono de karate, conocido en Japón como karategi, es todo lo contrario al judogi, es decir, es flexible, muy ligero y fino. De esta forma, los karatecas podrán tener una libertad de movimientos mucho mayor, permitiendo golpes rápidos y potentes. Otro dato a tener en cuenta, es que los karategi tienen las mangas más cortas, terminando por encima de la muñeca y favoreciendo la movilidad de brazos y puños. Aún así, como curiosidad, hay que señalar que el diseño del kimono de karate se ha visto históricamente muy influenciado por el kimono de judo, basándose ampliamente en él.
Por último, también es importante hablar de una de las características más conocidas y emblemáticas de los kimonos de ambas artes marciales, el cinturón. Este elemento, obi en japonés, sirve para sujetar el kimono y, además, para mostrar el grado de maestría del practicante según el color que este porte.
Aquí no encontramos grandes diferencias entre judo y karate, ya que usan básicamente el mismo sistema. El principiante comienza con un cinturón de color blanco que simboliza la pureza y, a medida que van creciendo, pasan por el amarillo (el descubrimiento), naranja (ilusión), verde (esperanza), azul (idealismo) y el marrón (iniciación al conocimiento) hasta llegar el negro, que representa la maestría y el dominio de un arte.